Coordinadora G.Bernabé
El Riesgo que corremos es limitado
Tomado del libro A los Pies del Maestro
De hecho, sabemos que si
esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio,
una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.
2ª Corintios 5 : 1
La confianza que Pablo tenía en
que si su cuerpo se deshacía no perdería nada, le impidió desmayar. Él sabía
qué era lo peor y se preparó para ello. Afuera se desencadenaban grandes
tormentas pero el apóstol conocía el límite de su posible pérdida, así que
estaba listo. Todo lo que podemos perder es la frágil tienda de campaña en la
que vivimos. No existe ninguna posibilidad de que perdamos más que eso. Cuando
el hombre sabe que le riesgo que corres es limitado, esto calma su mente. Las
cosas indescifrables e inescrutables son los peores ingredientes del pánico y
el temor: cuando puedes controlar tus temores, los has vencido. El apóstol
sabía que estaba en este mundo con el noble propósito de glorificar a Dios,
ganar almas y edificar a los santos, y estaba resuelto a cumplir el ministerio
que se le había encomendado. Se dijo así mismo que su peor curso sería desmayar
en la vida de servicio, ya que el mayor riesgo que podía implicar la
perseverancia en el llamado era la muerte, y eso él lo consideraba como perder
una tienda de campaña y ganar una mansión. El emperador romano podía cortarle
la cabeza, o podían apedrearlo hasta morir, o crucificarlo como a su Maestro
¡pero no temía tales destinos! Para él eso era solo la destrucción de su vieja
tienda de campaña; no afectaba su espíritu inmortal; podía sonreír y cantar:
“Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una
gloria eterna que vale muchísimo más que todos sufrimiento” (2ª Corintios
4:17).
Sus peticiones:
•Sabiduría y Discernimiento
•Respaldo en temas jurídicos
•Anhelos del corazón
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