miércoles, 26 de septiembre de 2012

Oremos por...

Laura García
Coordinadora G.Bernabé

El Riesgo que corremos es limitado
Tomado del libro A los Pies del Maestro

De hecho, sabemos que si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humanas.

Corintios 5 : 1

La confianza que Pablo tenía en que si su cuerpo se deshacía no perdería nada, le impidió desmayar. Él sabía qué era lo peor y se preparó para ello. Afuera se desencadenaban grandes tormentas pero el apóstol conocía el límite de su posible pérdida, así que estaba listo. Todo lo que podemos perder es la frágil tienda de campaña en la que vivimos. No existe ninguna posibilidad de que perdamos más que eso. Cuando el hombre sabe que le riesgo que corres es limitado, esto calma su mente. Las cosas indescifrables e inescrutables son los peores ingredientes del pánico y el temor: cuando puedes controlar tus temores, los has vencido. El apóstol sabía que estaba en este mundo con el noble propósito de glorificar a Dios, ganar almas y edificar a los santos, y estaba resuelto a cumplir el ministerio que se le había encomendado. Se dijo así mismo que su peor curso sería desmayar en la vida de servicio, ya que el mayor riesgo que podía implicar la perseverancia en el llamado era la muerte, y eso él lo consideraba como perder una tienda de campaña y ganar una mansión. El emperador romano podía cortarle la cabeza, o podían apedrearlo hasta morir, o crucificarlo como a su Maestro ¡pero no temía tales destinos! Para él eso era solo la destrucción de su vieja tienda de campaña; no afectaba su espíritu inmortal; podía sonreír y cantar: “Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todos sufrimiento” (2ª Corintios 4:17).
Sus peticiones:
Sabiduría y Discernimiento
Respaldo en temas jurídicos
Anhelos del corazón

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